Hoy el pueblo palestino está en un punto crucial. Ocupado, dividido y traicionado, o lucha por su total libertad, o desaparece.
Años de engaños y máscaras son dejadas caer. El pueblo palestino que ya tiene claro que sus enemigos son el imperio norteamericano y su amo el sionismo.
Trump sueña con someter al Medio Oriente a sus intereses, y a eso le llama “paz”.
El panorama hoy está bastante cargado de tensiones y guerras, y todo indica que es el principio del fin de Israel, un estado artificial criminal y agresor de sus vecinos. Es sólo el principio. Pero es el principio del fin de la ocupación de Palestina.
Estados Unidos e Israel, a pesar de ser tan distintos, tienen una historia semejante. Y el plan para apoderarse del Medio Oriente es tanto de los imperialistas, como de los sionistas.
Hitler, considerado tal vez el peor enemigo de los judíos, apoyó decisivamente al sionismo, la expulsión de los judíos alemanes a Palestina y la invención de la entidad sionista.
El Acuerdo del Siglo, ni es nuevo, ni es un acuerdo con los palestinos. Y tiene sus antecedentes en viejas aspiraciones sionistas como el plan Alón y el Plan Yinón.
Los palestinos nunca han sido el único objetivo en los planes de dominio y ocupación sionista, sino el prioritario. Sólo un ejemplo de lo que espera a otros.
Jerusalén es, ante todo, un paso en el intento imperial-sionista en los días de hoy de liquidar la causa Palestina, y de integrar plenamente la entidad sionista en el contexto de Oriente Medio.
Más de un siglo lleva el pueblo palestino enfrentándose a la codicia y ambiciones del imperialismo de ayer y de hoy.
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