Existe un conjunto de textos importantes, muy bien documentados, donde se analiza cómo, sobre la base de ideologías similares sobre etnicidad y nacionalismo, existieron intereses comunes entre el sionismo judío y la Alemania Nacionalsocialista1.

La base conceptual de esta coincidencia de intereses estuvo en el reconocimiento por ambos de la supuesta «nación judía» y de la «raza judía«. Así, el historiador y filósofo alemán Max Weber, destacado como especialista en sociología de la religión y el gobierno señala en su artículo El sionismo y el Tercer Reich2 que:

 Seis meses después de que Hitler llegara al poder, la Federación sionista de Alemania (por lejos el grupo sionista más grande de aquel país) emitió un detallado memorándum al nuevo gobierno que revisaba las relaciones judío-alemanas. -En el mismo señalan que -, el  sionismo cree que el renacimiento de la vida nacional de un pueblo, el cual está ocurriendo ahora en Alemaniatambién debe suceder en el grupo nacional judío… El periódico de la Federación, la Jüdische Rundschau("Jewish Review"), proclamó el mismo mensaje: El sionismo reconoce la existencia de un problema judío y desea una solución constructiva y de largo alcance. Para este propósito, el sionismo desea obtener la ayuda de todos los pueblos, sea ésta en pro o anti-judía, porque en su opinión, estamos tratando aquí, más con un problema concreto que uno sentimental 

Agregando, asimismo, que el nazismo, por lo menos en el primer período, también vio en el sionismo a un aliado que favorecía sus planes.

 El reconocimiento de los judíos como una comunidad racial basada en la sangre y no en la religión lleva al gobierno alemán a garantizar sin reservas la separación racial de esta comunidad. El gobierno se encuentra completamente de acuerdo con el gran movimiento espiritual dentro de los judíos, el llamado sionismo, con su reconocimiento de la solidaridad de los judíos en todo el mundo y su rechazo de todas las nociones asimilacionistas. Sobre esta base, Alemania toma medidas que seguramente jugarán un papel importante en el futuro en el manejo del problema judío en todo el mundo. 

A los sionistas, sin lugar a dudas, no les interesaban los judíos, ni salvar sus vidas. A ellos les interesaba crear un estado en Palestina. Para ello, necesitaban a los judíos. Y Alemania podía jugar en eso un papel principal. De esta forma, mientras los judíos en el mundo declaraban el boicot a Alemania frente a la agresión nazi, los sionistas agitaban entre la población judía de los diversos países la idea de que era mejor no rebelarse. Pero a la vez, buscaban el apoyo de los fascistas para llevar a Palestina a los judíos sionistas adinerados, dejando para los hornos crematorios al resto de la población judía, que les había de servir de justificación histórica para la ocupación colonial de Palestina3.

El Tercer Reich también apoyó la creación de una patria judía y, aunque parezca increíble, en la introducción de las leyes raciales de Nuremberg de 1935 proclamadas por el fascismo, se decía que: Si los judíos tuvieran un Estado propio en donde la mayoría de ellos hallaran su hogar, el problema judío ya podría considerarse resuelto a día de hoy, incluso para los propios judíos. Los sionistas fervientes son los que menos se han opuesto a las ideas básicas de las leyes de Nuremberg, pues saben que estas leyes son la única solución válida para el pueblo judío. De igual forma, Reinhardt Heydrich, entonces jefe del Servicio de Seguridad de las SS y más tarde infame “Protector” de las tierras checas incorporadas por el Reich, en un artículo que denomina El enemigo visible escribe: Nosotros debemos dividir a los judíos en dos categorías: los sionistas y los partidarios de la asimilación. Los sionistas profesan una concepción estrictamente racial y mediante la emigración a Palestina, están ayudando a construir su propio Estado judío… Nuestros mejores votos y nuestra buena voluntad oficial para ello4.

Lo anterior ayuda a aclarar, entonces, por qué la Agencia Nacional Sionista no tuvo inconveniente en negociar entre 1933 y 1939 la salida de algunos ricos refugiados judíos, a cambio de romper el boicot comercial impuesto a Alemania.

El Acuerdo de Transferencia

La pieza central de la cooperación económica fue el Acuerdo de Transferencia, también conocido como el Haavara5 (palabra hebrea para “traslado”), que funcionó hasta el inicio de la Guerra. Su historia, en síntesis, fue la siguiente:

Tras meses de conversaciones, en agosto de 1933 se firmo ese acuerdo entre la Federación Sionista de Alemania, el banco Anglo Palestino (banco sionista fundado en Londres en 1902) y las autoridades económicas de la Alemania nazi. Para cumplir sus objetivos de colaboración fueron creadas dos compañías: la Haavara Company en Tel-Aviv, y la Paltreu en Berlín. El mecanismo operativo consistía en que, el judío que deseaba emigrar, depositaba en el Wasserman Bank de Berlín o en el Warburg Bank de Hamburgo, una cantidad mínima de 1000 libras esterlinas. Con esta suma los exportadores judíos podían comprar mercancías alemanas con destino a Palestina y pagaban el valor correspondiente en libras palestinas, en la cuenta de la Haavara, en la Banca Anglo-Palestina en Tel-Aviv.

La operación era ventajosa para ambas partes. Los nazis conseguían romper con ella el bloqueo; los zionistas, por su parte, hacían fortuna vendiendo mercancías alemanas, incluso a Inglaterra y, al mismo tiempo, realizaban una inmigración selectiva tal como deseaban, ya que solamente podían emigrar los millonarios (cuyos capitales permitirían el desarrollo de la colonización sionista en Palestina). De acuerdo con los fines del sionismo era más importante salvar de la Alemania nazi los capitales judíos, permitiendo el desarrollo de su empresa, que la vida de los judíos pobres o incapacitados para el trabajo o para la guerra, lo que hubiera supuesto una carga.

El acuerdo permitió que entre 1933 y 1941 emigraran a Palestina unos 60,000 judíos alemanes, lo que significa aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en ese año. El XVIII Congreso de la Organización Sionista Mundial lejos de repudiar esta política, rechazó por 240 votos contra 43 una resolución que llamaba a actuar contra Hitler. Durante ese mismo congreso, Hitler anunció un acuerdo comercial con el banco sionista, lo que rompía el boicot judío al régimen nazi en un momento en que la economía alemana era extremadamente vulnerable. Un pacto semejante se firmó en 1944 para solucionar la “cuestión judía” en Hungría. 

Algunos primeros ministros de Israel, como Ben Gurión, Moshé Sharret (que entonces su apellido era Shertok), Golda Meir, que la apoyó desde Nueva York y Levi Eshkol, que era su representante en Berlín, participaron también en la empresa de la Haavara. (Gurión y Shertok en Black: El acuerdo de Havaara). 

ElAcuerdo de Transferencia, explica  Yossi Schwartz, salió a la luz gracias a un superviviente que por su declaración fue demandado por el gobierno de la entidad zionista.
 El tribunal declaró que la condición imperativa de ese pacto fue que ni Kastner ni los líderes sionistas interferirían en la actuación de los nazis contra los judíos. Estos líderes no sólo no interfirieron, sino que además estuvieron de acuerdo en que ellos, en palabras del tribunal israelí, «no dificultarían el exterminio». La colaboración entre el Comité de Rescate de la Agencia Judía y los exterminadores de los judíos se cimentó en Budapest y en Viena
Yossi Schwartz. El origen de los judíos, página 39-40

La colaboración entre los sionistas y el fascismo en general fue amplia y abarcó desde el sabotaje de la lucha antifascista hasta la colaboración directa (no olvidar que el servicio de seguridad de Himmler cooperó con el Haganah, la organización militar sionista clandestina en Palestina, lo que incluyó entregas secretas de armamento alemán a los colonos judíos para usarlas en choques con los palestinos), pasando por el espionaje, la constitución de escuadrones con miembros del movimiento juvenil sionista. Eso sin hablar de los artículos escritos por oficiales de las SS apoyando a los judíos sionistas, y a las invitaciones para visitar Palestina, por ejemplo a Adolf Eichmann, y la medalla que, en honor al viaje del barón Leopold Itz Edler von Mildenstein a Palestina, Goebbels ordenó que se acuñase con la esvástica en un lado y la estrella sionista en el otro.

Medalla con la svástica y la estrella sionista

La medalla con la svástica y la estrella sionista en cada cara. En 1934, para conmemorar el viaje del barón Leopold Itz Edler von Mildenstein a Palestina, Goebbels mandó acuñar esta medalla. Del lado de la estrella decía en alemán: EIN NAZI FÄHRT NACH PALÄSTINA (Un nazi viaja a Palestina); y del lado de la svástica, UND ERZÄHLT DAVON IM ANGRIFF (Y se lo narra en el Angriff). Por esa misma época ya estaba en funcionamiento el Acuerdo Haavara entre el Gobierno del Tercer Reich y el Sionismo Laborista de Ben Gurion. Fuente:  Blog Nazismo – Sionismo: Las Dos Caras de la Moneda. http://nazismosionismo.blogspot.ca/2012/03/capitulo-xxv-patrocinio-nazi-del.html.

Se explica, entonces, por qué durante los años treinta a pesar de que no todos coincidieran en la idea y en las acciones, el Tercer Reich apoyó sustantivamente los objetivos judío-sionistas en la Alemania de Hitler hasta el punto de, como señala Webber, hacer sacrificios en su comercio exterior, dañar las relaciones con Gran Bretaña y encolerizar a los árabes. De hecho, durante los años treinta, ninguna nación hizo más para apoyar sustantivamente los objetivos judío-sionistas que la Alemania de Hitler.

El apoyo de los dirigentes sionistas al fascismo, dado que lo consideraron beneficioso para su causa, no se limitó al caso del Reich. También colaboraron con el fascismo italiano hasta 1938 en que se inicia la persecución oficial y pública de los judíos con la promulgación de las leyes raciales. Es bajo Mussolini, y con su apoyo, sin embargo, que se crea en Civitavecchia, Italia en 1934 la Academia Naval de Betar, una escuela de entrenamiento naval judía establecida bajo la dirección de Ze’ev Jabotinsk, quien será el fundador de algunas de las importantes organizaciones paramilitares sionistas que en esos años se crean en Palestina, como el Irgun. Si bien la formación de cadetes se truncó, los que se graduaron integraron las primera unidades de lo que vino a ser la marina de guerra israelí, fundada  finalmente gracias a Mussolini6.

Los intereses de los sionistas, los imperialistas y los fascistas coincidieron históricamente, como hemos visto, en el esfuerzo por asegurar al gran creador, el capital, un lugar más en esta tierra: el Medio Oriente. Se decidió la tierra, se asentó la colonización y un gran número de judíos diseminados por el mundo se trasladaron a la tierra de los palestinos. En este sentido, a fin de cuentas, puede decirse que tanto los sionistas, como los imperialistas y los fascistas abogaban, como ha sido señalado, por la salida de los judíos de Europa y de Estados Unidos. Los primeros (sionistas) pretendían que la emigración de los judíos hacia Palestina fuera la piedra maestra de la refundación de Israel, a los segundos (imperialistas) les interesaba como instrumento de control de la región de Oriente Próximo y a los terceros (fascistas) les era igual lo que hicieran, con tal de que se marcharan7.

Las líneas fijadas por el sionismo en el Congreso de Basilea en 1897 no pudieron ser más consecuentes en sus proyecciones. Ahora sólo quedaba construir un estado artificial que les permitiera extender su dominio en la región. Aventura en la que, sin embargo, no estarán solos.


Este artículo ha sido publicado en:

Referencias

  1. Ver, por ejemplo: Lenni Brenner. Zionism in the Age of the Dictators (El sionismo en la época de los dictadores);  Norman Filkenstein. La industria del Holocausto; Yakov M. Rabkin. La resistencia interior. Historia de la oposición judía al sionismo;  Wartime Harrell Rhome. Collaboration Between Zionists And The German Government; Max Weber. El sionismo y el Tercer Reich; Ralph Schoenman. Historia oculta del sionismo; Tariq Ali. Notas sobre el antisemitismo, el sionismo y Palestina; Israel Shahak. Nazismo-Sionismo, las dos caras de la moneda
  2. Ver: Un texto del historiador Mark Weber: El sionismo de Hitler
  3. Lenni Brenner. El sionismo en la época de los dictadores. En la reseña de Ramón Pedregal Casanova. Cuandolos sionistas gritaron «¡Heil Hitler!». https://rebelion.org/cuando-los-sionistas-gritaron-heil-hitler/
  4. Citas tomadas de: Tariq Ali. Notas sobre el antisemitismo, el sionismo y Palestina. https://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com/2014/10/notas-sobre-el-antisemitismo-el.html: Israel Shahak. Nazismo-Sionismo, las dos caras de la moneda
  5. Ver: Acuerdo Haavara: Los orígenes del Estado sionista. https://www.lahaine.org/mundo.php/acuerdo-haavara-los-origenes-del
  6. El apoyo de los dirigentes sionistas al fascismo, dado que lo consideraron beneficioso para su causa, no se limitó al caso del Reich. También colaboraron con el fascismo italiano hasta 1938 en que se inicia la persecución oficial y pública de los judíos con la promulgación de las leyes raciales. Es bajo Mussolini, y con su apoyo, sin embargo, que se crea en Civitavecchia, Italia en 1934 la Academia Naval de Betar, una escuela de entrenamiento naval judía establecida bajo la dirección de Ze’ev Jabotinsk, quien será el fundador de algunas de las importantes organizaciones paramilitares sionistas que en esos años se crean en Palestina, como el Irgun. Si bien la formación de cadetes se truncó, los que se graduaron integraron las primera unidades de lo que vino a ser la marina de guerra israelí, fundada  finalmente gracias a Mussolini. Joao Bernardo. DE PERSEGUIDOS A PERSEGUIDORES: LA LECCIÓN DEL SIONISMO. https://rebelion.org/docs/107604.pdf
  7. Cecilia Toledo. Israel: cinco décadas de pillaje y limpieza étnicaMarxismo Vivo Nº 3, mayo 2001, páginas 65- 77