Las relaciones bilaterales históricas entre israelíes y kurdos lo que tienen en su base son motivaciones económicas y geoestratégicas, y no sentimientos de amistad. Por ello, si apoyaron el referéndum fue porque buscaban un aliado más para afianzar su dominio.
En el artículo El Estado kurdo; otro plan para balcanizar el Oriente Medio señalábamos que la creación del estado kurdo, por el que se votó en el referéndum, fue totalmente apoyada por el gobierno sionista de Tel Aviv. Lo que no era nuevo, pues desde los años 60 y con particular fuerza después del año 2003 el factor kurdo ha desempeñado siempre un papel especial en la estrategia geopolítica de Israel.
Según algunos medios, sin embargo, si los Israelitas apoyaron públicamente las intenciones secesionistas de los kurdos iraquíes ha sido porque ambos han mantenido históricamente relaciones bilaterales “cordiales y discretas” en materia de negocios, defensa e inteligencia. Y porque en esencia Israel, agregan, rodeado de enemigos árabes, necesita ganarse amigos en la región.
Los argumentos anteriores pueden hacer ver la respuesta de Israel como la posición de un país motivado, por un lado, por sentimientos de amistad o comprensión hacia el pueblo kurdo y, por otro, por acciones políticas generadas por sus necesidades de seguridad. Lo que, sin embargo, es un gran error. Ampliemos en consecuencia, un poco esta temática.
En primer lugar, si esas relaciones bilaterales entre los sionistas y los kurdos fueron “discretas” inicialmente, fue precisamente porque estaban asociadas a la colaboración de los servicios especiales israelíes, especialmente el Mossad, el abastecimiento de armas y el entrenamiento militar de los grupos kurdos contra el gobierno iraquí, desde el mismo momento en que este país se constituyó en República. Las mismas continuaron en los distintos escenarios – pudiera decirse -, pro y anti-Sadam Huseim, desarrollados por los norteamericanos con el objetivo de lograr el control del petróleo iraquí. Se fortalecieron después de la revolución islámica en Irán y, sobre todo, después de la guerra de Siria y luego que la Casa Blanca incrementó su apoyo a los separatistas kurdos y a la cuasi independencia del Kurdistán iraquí, como parte de su proyecto para la balcanización del Medio Oriente con el empleo de los grupos terroristas.
No es casual en este sentido que, como fuera señalado en ese momento[1], cuando el Daesh atacó a Irak, el ejército iraquí, entrenado y armado por Washington, simplemente dejara en manos de ese grupo terrorista toda la región de Ninive, y abandonara también la región de Kirkuk, que rápidamente cayó bajo el control de los pershmergas, el brazo armado del gobierno regional kurdo entrenado por la CIA, extendiendo éste su jurisdicción a todo el conjunto del territorio iraquí que los planes del estado mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos habían asignado a la formación del Kurdistán independiente. Situación que Thierry Meyssan denuncio como una evidente existencia de coordinación entre el Daesh y el gobierno local del Kurdistán iraquí, lo que fue confirmado cuando el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), publicó las actas de la reunión que se celebró entre ellos, realizada en Amman[2].
A partir de ese momento, se fortalecieron los vínculos económicos entre israelitas y kurdos, pasando esa zona semiautónoma iraquí a convertirse en uno de los principales suministradores de petróleo de Israel. Así, Reuters anuncia en junio de 2014, que un buque cisterna descargó en el puerto de Ascalón por primera vez un cargamento de crudo proveniente del nuevo oleoducto de Kurdistán iraquí, a pesar de las amenazas de Bagdad de emprender acciones legales contra cualquier comprador. En 2015, el Financial Times informó, a su vez, basándose en un informe que se apoyaba en datos de embarque, fuentes comerciales y rastreo de buques petroleros por satélite, que Israel había importado alrededor del 77% de su reserva en petróleo del “Kurdistán”, adquiriendo allí unos 19 millones de barriles entre mayo y agosto, con un valor de casi un billón de dólares según los precios internacionales durante el período.
Las relaciones bilaterales históricas entre israelíes y kurdos “cordiales y discretas” lo que tienen en su base, por consiguiente, son motivaciones económicas y geoestratégicas, y no sentimientos de amistad hacia el pueblo kurdo.
Pero volvamos al otro argumento.
Justificar el apoyo de Israel a las intenciones secesionistas de los kurdos iraquíes afirmando que país está rodeado de enemigos árabes y requiere amigos es algo más que un error.
Si tomamos el término “rodeado” en su sentido estricto, o sea, hablando en términos geográficos, y se mira bien un mapa, entonces puede verse fácilmente que Israel colinda hacia el suroeste con Egipto y hacia el Este con Jordania. Con Egipto tiene desde el año 1979 un tratado de paz con Israel, y sus lazos han mejorado desde el año 2014, colaborando ambos en contra de Hamas en Gaza. Jordania también firmó un Tratado de paz con Israel en el año 1994, y la cooperación militar entre ambos es amplia. En 2013 Jordania concedió permiso para que aviones israelíes sin piloto cruzaran su espacio aéreo rumbo a los territorios en manos del Daesh, y en el 2015 alcanzó nuevos hitos al anunciar Israel la venta de tecnología militar a ese país.
Por otro lado, a pesar del boicot oficial, en los últimos años las relaciones políticas y económicas entre las petromonarquías del Golfo Pérsico e Israel se han consolidado. En noviembre de 2015, esa entidad sionista abrió su primera misión diplomática en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), lo que atrajo la atención internacional dado que ese país no reconoce formalmente a Israel. Ese mismo año, en un evento en el Consejo de Relaciones Exteriores en Washington, ex funcionarios saudíes e israelíes de alto rango compartieron escenario, celebrando además una serie de reuniones de alto nivel para discutir objetivos estratégicos particularmente en relación con el ascenso regional de Irán.
Todo lo anterior hace perfectamente comprensible que el premier israelí Benjamín Netanyahu, en la conferencia de Presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses celebrada en el 2016, declarara que:
Los principales países árabes están cambiando su visión de Israel. O sea… no ven a Israel como su enemigo, sino como su aliado… Ahora, esto es algo que está forjando nuevos lazos, muchos de ellos discretos, algunos de ellos abiertos. Creo que eso es lo que podemos y debemos esperar, y también debemos pedirles que se vea el cambio. Benjamin Netanyahu Administration: Remarks to the Conference of Presidents of Major American Jewish Organizations
Esas ideas fueron reafirmadas hace sólo unos días por el mismo Netanyahu durante la celebración del Nuevo Año Judío. Allí señaló que los hechos que están ocurriendo hoy con los países árabes nunca antes habían ocurrido, pues las relaciones de Israel con las naciones árabes eran ahora profundas y más amplias que nunca, incluyendo las que son vigiladas. Y subrayó:
Nuestra cooperación, en diferentes ámbitos y en diferentes niveles, no ha cruzado el umbral de la visibilidad, pero incluso bajo el umbral de la visibilidad, la cooperación es mucho mayor que en cualquier período anterior en la historia de Israel. Israel’s. Ties with Arab States Strong, but on the Downlow: Netanyahu.
En estas condiciones, ciertamente, la imagen de Israel que proyecta ese argumento como pequeño país rodeado de peligrosos enemigos y bajo amenaza constante, es bastante difícil ya de ser mantenida.
Lo cierto, precisamente, es todo lo contrario. En la encuesta realizada hace algunos años por la British Broadcasting System (BBC), Israel fue percibido por el 50% de los encuestados como uno de los países de mayor influencia negativa en el mundo.
!Cómo no va a ser así! Son casi 70 años de ocupación, limpieza étnica, masacres, crímenes e invasiones. 70 años en que Israel ha reafirmado su vocación militarista, expansionista y discriminatoria, a la vez que ha incrementado su arsenal militar hasta convertirse, aunque lo oculta, en el sexto país en el mundo en haber desarrollado armas nucleares.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, por su parte, expresó su “decepción” por el hecho de que el Gobierno Regional de Kurdistán decidiera realizar en los momentos actuales el referendo unilateral de independencia. Claro, pues una cosa es intentar implantar un Kurdistán independiente en esa zona hoy donde, como los hechos muestran, están perdiendo la batalla. Y otra cosa es que esa haya sido y siga siendo su aspiración. Pero no nos confundamos. Tanto Israel como Estados Unidos están interesados en transformar a los kurdos en un instrumento para la desestabilización masiva del Medio Oriente, y están aceleradamente armando y entrenado al ejército kurdo para constituirlo en una nueva fuerza de destrucción de Siria, Turquía, Irak e Irán. Sólo que los sionistas están muy preocupados y nerviosos, pues estos procesos ocurren en su traspatio.
Se hace más que evidente la necesidad de salir al paso a este nuevo intento antes que el fascismo israelí, el imperialismo norteamericano y los reaccionarios y agentes kurdos terminen por utilizar a este pueblo como un nuevo musculo de la reacción mundial en Medio Oriente.
[1] Thierry Meyssan. Washington reactiva su proyecto de división de Irak. http://www.voltairenet.org/article184299.html.
[2] Revelaciones del PKK sobre la ofensiva del EIIL y la creación del «Kurdistán». http://www.voltairenet.org/article184658.html.
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